Europa del Sur
Diego Pisador publicó en 1552 el “Libro de música de vihuela” en el que se incluían varias endechas y piezas como este fragmento de de “Flérida para mi dulce y sabrosa”. El origen de las endechas canarias se ha pensado como guanche, portugués o judío, pero el hecho indiscutible es que su sentimiento lastimoso estuvo en boga en el siglo XVI en Europa. Esto se produjo en un momento en el que hubo un cierto reconocimiento e “invención” hacia otras culturas “exóticas”.
A mediados del siglo XVI algunos vihuelistas españoles compusieron obras musicales influenciadas por este género a partir de que, según López Viera, Juan de Mal Lara, el supuesto inventor de la décima que popularizó luego espinel, las oyera cantar a canarios en Sevilla. Curiosamente, Espinel no solo fue precursor de la décima, sino también de la guitarra española que evolucionó a partir del laúd árabe y el “tar” persa de cuatro cuerdas, al cual le sumó una sexta, completando la aportación de Ziryab quien había introducido la quinta durante el califato de Córdoba influenciado, a su vez, por la música sindi que conoció previamente en sus viajes a Pakistán. Un periplo, el de Ziryab, que nos transporta de nuevo a Canarias, de donde partieron las endechas… y a donde llegaron los sindis en su última diáspora durante el siglo XX.